(WLFI) ha afectado gravemente a las llamadas “ballenas”, inversores con grandes cantidades del activo, quienes han sufrido pérdidas significativas.

El desplome ocurrió a pesar de que la compañía llevó a cabo una quema de 47 millones de tokens, una medida que teóricamente busca reducir la oferta circulante para estabilizar o aumentar el precio, pero que en este caso no logró contener la presión vendedora. El sentimiento del mercado se tornó decididamente negativo, posicionando a WLFI como el noveno token más bajista según la opinión de los inversores. En medio de la crisis, la compañía ha defendido una de sus políticas más controvertidas: la inclusión de billeteras en una lista negra ('blacklist').

World Liberty Financial Inc.

argumenta que esta práctica no es punitiva, sino una medida de protección necesaria para salvaguardar el ecosistema de actividades ilícitas y proteger a los inversores. La compañía anunció la inclusión de 272 monederos en esta lista como parte de sus esfuerzos por mantener la integridad de su red. Sin embargo, la combinación de una fuerte caída de precios, la asociación con figuras políticas y la implementación de medidas de control centralizado como el 'blacklisting' ha generado un intenso debate y desconfianza en una parte de la comunidad inversora, subrayando los altos riesgos inherentes al mercado de 'altcoins' especulativas.