Los fondos cotizados en bolsa (ETF) de criptomonedas, especialmente los de Bitcoin y Ether, han experimentado una volatilidad significativa en sus flujos de capital, reflejando la cambiante confianza de los inversores institucionales. Mientras los ETF de Bitcoin han logrado atraer entradas netas, los de Ether han sufrido salidas récord, evidenciando una divergencia en el sentimiento del mercado hacia los dos principales criptoactivos. Los ETF de Ether al contado registraron su peor semana desde su lanzamiento, con salidas que superaron los 1.000 millones de dólares en una racha de seis días consecutivos. Informes de CoinShares detallaron cifras de salidas semanales de 788 y 912 millones de dólares, atribuidas a preocupaciones macroeconómicas y al desvanecimiento del optimismo sobre posibles recortes de tasas de interés. Esta tendencia negativa se consolidó con varios días consecutivos de retiros de capital, marcando un claro sentimiento bajista por parte de los inversores institucionales hacia el segundo mayor criptoactivo. En contraste, los ETF de Bitcoin mostraron una mayor resiliencia.
A pesar de que también experimentaron algunas salidas, estas fueron contrarrestadas por fuertes entradas en otros momentos. Por ejemplo, en una sola jornada se registraron entradas por 301 millones de dólares, y en una semana lograron atraer 246 millones de dólares netos, mientras Ether perdía capital. Según CoinShares, aunque la demanda se ha enfriado, el sentimiento general en 2025 se mantiene “intacto”, ya que los flujos de entrada acumulados en el año superan a los del año pasado. Esta dinámica sugiere que los inversores están diferenciando cada vez más entre los activos digitales, favoreciendo a Bitcoin como un refugio de valor más consolidado en tiempos de incertidumbre.
En resumenLos flujos de los ETF de criptomonedas muestran una clara divergencia: los fondos de Ether enfrentan salidas masivas y sin precedentes, mientras que los de Bitcoin mantienen un interés institucional más resiliente con entradas considerables. Esta dinámica subraya la cautela de los inversores ante las condiciones macroeconómicas, aunque el sentimiento general del año sigue siendo positivo en comparación con 2024.