A pesar de estos argumentos, varios legisladores han manifestado su preocupación.
Las dudas se centran en aspectos como la privacidad de los usuarios, el papel que jugarían los bancos comerciales en la distribución del euro digital y si realmente existe una demanda ciudadana que justifique un proyecto de esta magnitud. El debate refleja la tensión entre la necesidad de modernizar el sistema monetario y los riesgos asociados a la centralización del poder financiero en una moneda digital emitida por el banco central (CBDC).