Grandes tenedores, conocidos como "ballenas", perdieron sumas significativas debido a su desplome de más del 40%.

Esta situación es representativa de la alta volatilidad y el riesgo asociado a las criptomonedas de nicho, especialmente aquellas ligadas a figuras políticas, conocidas como "PoliFi".

En respuesta a la crisis, World Liberty Financial propuso una medida deflacionaria: utilizar todas las comisiones generadas por el protocolo para recomprar y quemar tokens WLFI. El objetivo de esta estrategia es reducir la oferta circulante del token de manera sistemática, con la expectativa de que una menor oferta pueda generar un aumento en su valor para los inversores restantes. A pesar de esta propuesta, la quema de 47 millones de tokens no ha logrado frenar las pérdidas, lo que evidencia la naturaleza especulativa de este tipo de activos, cuyo valor depende en gran medida del sentimiento del mercado y la narrativa mediática más que de fundamentos sólidos.