Por un lado, World Liberty Financial, un proyecto asociado a Trump, ha propuesto una medida drástica para estabilizar el valor de su token WLFI después de que este sufriera una caída del 30 % tras su lanzamiento. La propuesta consiste en utilizar todas las comisiones generadas por el protocolo para recomprar y quemar tokens WLFI, una estrategia deflacionaria diseñada para reducir la oferta circulante y, teóricamente, aumentar el valor para los inversores restantes. El token comenzará a negociarse en el mercado público el 1 de septiembre, momento en el que se pondrá a prueba la efectividad de esta medida. Por otro lado, American Bitcoin, una empresa de minería de Bitcoin que cuenta con el respaldo de la familia Trump, ha optado por una ruta más convencional.
La compañía ha anunciado una fecha para su salida a bolsa, buscando capital y validación en los mercados públicos.
Este enfoque contrasta con la naturaleza especulativa de muchos proyectos de tokens y alinea a la empresa con las estructuras corporativas tradicionales. La coexistencia de estas dos estrategias subraya la diversidad de modelos de negocio que están explorando los proyectos cripto con conexiones políticas de alto perfil.












