Estos lanzamientos ponen de manifiesto la creciente intersección entre la cultura pop y la economía digital, así como los altos riesgos asociados a los activos impulsados por la fama. El 20 de agosto, el rapero Kanye West anunció en la red social X el lanzamiento de su criptomoneda Yeezy Money (YZY) en la 'blockchain' de Solana. El 'token' experimentó un crecimiento explosivo, alcanzando una capitalización de mercado cercana a los 3.000 millones de dólares en cuestión de horas, con un volumen de negociación que superó los 464 millones de dólares. Sin embargo, la euforia fue efímera, ya que el valor del 'token' se desplomó más de un 30% en menos de 24 horas. De manera similar, se anunció que el 'token' WLFI de World Liberty Financial, creado por Donald Trump y su familia, comenzaría a negociarse en el mercado público el 1 de septiembre. Estos eventos demuestran cómo la influencia de una celebridad puede crear valor financiero de forma instantánea, pero también subrayan la naturaleza altamente especulativa y riesgosa de estos activos, que carecen de utilidad real y cuyo precio depende casi exclusivamente del revuelo mediático.