En un avance trascendental para la justicia transicional, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) imputó a 30 miembros del Ejército, incluyendo tres generales en retiro, por su presunta responsabilidad en 209 homicidios y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate en el departamento del Meta. Esta decisión representa uno de los golpes más significativos contra la impunidad en los casos de ejecuciones extrajudiciales, conocidas como 'falsos positivos'. Los generales imputados son Carlos Ovidio Saavedra Sáenz, Carlos Eduardo Ávila Beltrán y Francisco José Ardila Uribe, quienes junto a otros 27 militares, enfrentan cargos por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra.
La investigación de la JEP reveló que estas acciones no fueron hechos aislados, sino parte de una práctica sistemática dentro de las unidades militares que operaban en la región. Según el magistrado Óscar Parra, no se trató de ‘manzanas podridas’, sino de un patrón criminal extendido por todo el país. La JEP también destapó alianzas entre las brigadas militares y el Bloque Centauros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), lo que habría facilitado la comisión de estos crímenes.
La imputación se enmarca en el macrocaso 03, que investiga los asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate por agentes del Estado. Esta decisión judicial abre la puerta para que los altos mandos militares asuman su responsabilidad en uno de los capítulos más oscuros del conflicto armado colombiano, ofreciendo una oportunidad de verdad y reparación para cientos de familias víctimas de estos hechos.
En resumenLa imputación masiva de la JEP a 30 militares, entre ellos tres generales, por más de 270 'falsos positivos' en el Meta, evidencia la sistematicidad de estos crímenes y marca un hito en la búsqueda de justicia para las víctimas de ejecuciones extrajudiciales cometidas por la fuerza pública.