Durante este procedimiento, algunas de las cargas, que incluían 24 cilindros con un sistema de temporizador para una detonación simultánea, se activaron y fueron expulsadas hacia el interior del batallón, hiriendo a dos soldados y destruyendo alojamientos y un vehículo.

El presidente Gustavo Petro confirmó que se neutralizó el atentado y que no hubo víctimas mortales, instando a "no bajar la guardia".

Las autoridades atribuyeron el hecho al frente 'Adonay Ardila Pinilla' del ELN.

El Ministro de Defensa, Pedro Sánchez, anunció una recompensa de hasta 100 millones de pesos por información sobre los responsables y 200 millones por información que evite atentados en el país. Tras el suceso, se realizó un consejo de seguridad extraordinario en Tunja, liderado por la cúpula militar y autoridades locales, donde se anunciaron medidas como el refuerzo de la presencia militar y policial en Boyacá, ley seca y otras restricciones temporales en la ciudad.