En la conmemoración de los 40 años de la toma y retoma del Palacio de Justicia, los presidentes de las altas cortes y las familias de las víctimas recordaron el trágico suceso como una de las mayores heridas para la democracia colombiana, destacando tanto la resiliencia de la justicia como la persistencia del dolor y la impunidad.\n\nDurante un evento conmemorativo, los magistrados reflexionaron sobre el ataque perpetrado por el M-19 el 6 de noviembre de 1985 y la posterior retoma militar. El presidente de la Corte Suprema, Octavio Tejeiro, reconoció que, a pesar de múltiples sentencias, “hay muchos aspectos que aún faltan por esclarecer”. Esta idea fue compartida por otros presidentes de las altas cortes, quienes afirmaron que aunque la “justicia fue atacada, pero se levantó como ave fénix”, la violencia contra los jueces sigue siendo una amenaza latente.
Las conmemoraciones también dieron voz al dolor de los familiares, que cuatro décadas después siguen buscando respuestas.
Se recordaron historias como la de Alejandra Rodríguez, cuya búsqueda de su padre desaparecido, Carlos Augusto Rodríguez, continúa, y la de la familia del magistrado Manuel Gaona Cruz, quienes lucharon para desmentir narrativas falsas sobre su muerte. También se evocó el caso del magistrado Dante Luis Fiorillo Porras, quien no murió por las balas sino por un infarto al enterarse de la tragedia, evidenciando el profundo trauma que el holocausto judicial provocó en toda la rama.
En resumenCuatro décadas después del holocausto del Palacio de Justicia, Colombia conmemora el evento con un doble sentimiento: el reconocimiento a una justicia que logró sobreponerse a uno de sus peores ataques, y el dolor de las víctimas que aún claman por una verdad completa sobre los hechos y el paradero de los desaparecidos, una deuda histórica que el Estado aún no ha saldado.