El presidente Gustavo Petro confirmó el resultado y declaró: “mataron a nuestros 13 policías, los perseguimos, los encontramos y cayeron en combate". Sin embargo, el hecho generó una controversia posterior, ya que durante los funerales de los abatidos en los municipios de Campamento y Anorí, se realizaron homenajes con caravanas y banderas de las FARC-EP. El gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, repudió estos actos, afirmando: “Cuando los asesinos de Policías son paseados como héroes algo está mal en la sociedad. A esto nos ha llevado la paz total de Petro.

Una afrenta a las víctimas”.

Este episodio evidenció el poder simbólico que aún ejercen las disidencias en algunas comunidades.