Un segundo grupo de aproximadamente 200 presos de nacionalidad colombiana fue deportado desde Ecuador el martes 29 de julio, a través del Puente Internacional de Rumichaca, en Ipiales, Nariño. Con esta nueva entrega, ya son más de 500 los ciudadanos colombianos retornados por las autoridades ecuatorianas en los últimos días, en un proceso que ha generado tensiones y desafíos logísticos y de seguridad para Colombia. La deportación se realizó bajo estrictas medidas de seguridad, con la vigilancia de la Policía y el Ejército de ambos países. El alcalde de Ipiales, Amílcar Pantoja, confirmó la operación y el impacto que esta medida tiene en la ciudad fronteriza.
Migración Colombia informó haber recibido un total de 410 ciudadanos deportados en las últimas 24 horas, incluyendo este grupo, y se prepara para recibir a cerca de mil más en los próximos días. Las autoridades colombianas están verificando la situación judicial de cada uno de los deportados para determinar si tienen deudas pendientes con la justicia en el país. Este proceso masivo de deportación ha sido calificado por el presidente Gustavo Petro como una respuesta con “desdén” por parte de Ecuador, generando un nuevo punto de fricción en las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
La medida pone a prueba la capacidad del sistema penitenciario y judicial colombiano para gestionar la llegada masiva de reclusos.
En resumenLa deportación masiva de presos colombianos desde Ecuador representa un complejo desafío humanitario, judicial y diplomático para Colombia. La medida exige una coordinación interinstitucional efectiva para gestionar la situación de los retornados y atender las tensiones fronterizas, en un contexto de relaciones bilaterales ya deterioradas.