El contexto es de un conflicto persistente que, según un líder local, “simplemente cambió de chaleco” tras el Acuerdo de Paz de 2016, con atentados recientes y una alta tasa de asesinatos de líderes sociales. Ante la ineficacia de la protección estatal, han surgido respuestas autónomas. La Guardia Cimarrona Kekelo Rí Tielo Prieto, ahora con mayoría femenina, no es un ejército, sino un cuerpo de “amigables componedores” que media en conflictos, protege el ambiente y se enfrenta pacíficamente a los grupos armados para impedir el reclutamiento forzado. Rossana Mejía Caicedo, consejera de ACONC, afirma que su rol es “un escenario de defensa de la vida”. Paralelamente, el "kilombo" se ha establecido como un espacio de sanación espiritual y emocional que utiliza medicina ancestral y terapias para tratar los traumas de la guerra. Para la violencia de género, crearon la Unidad de Atención para Mujeres Afronortecaucanas (UAMA), una ruta de atención con enfoque étnico que prioriza la contención emocional a través de "comadres" y kilombos antes de acudir a la justicia ordinaria. Estas estrategias, nacidas de la necesidad y la historia de lucha por el territorio, demuestran una profunda capacidad de resiliencia y autogobierno.
