Este desenlace inesperado dio pie a especulaciones sobre un supuesto amaño del partido.

Ante estos rumores, Dayro Moreno fue claro en una entrevista, afirmando: “Ni por la cabeza nos pasa vender un partido, fueron cosas de fútbol, somos una familia y tenemos nuestra conciencia tranquila”. El delantero reconoció el impacto emocional de la derrota al señalar que fue “un partido que nos dolió mucho a todos, aficionados, directivos, técnicos y jugadores”. A pesar del fracaso colectivo, la campaña de Moreno fue un éxito individual, ya que se consolidó como el máximo goleador de la competición con 10 anotaciones. La participación en el torneo internacional también tuvo un costo físico para el plantel; un análisis sobre el calendario de los equipos colombianos señaló que tanto Once Caldas como América de Cali “pagaron caro su participación en Copa Sudamericana y tuvieron que resignar algunos partidos de Liga previo a su eliminación en el torneo”, evidenciando el desgaste que implica competir en múltiples frentes con nóminas limitadas.