La previa del partido de semifinal de la Copa Sudamericana entre Universidad de Chile y Lanús fue manchada por actos de violencia, después de que el autobús del equipo argentino fuera atacado con piedras por presuntos hinchas locales. El lamentable incidente ocurrió en las inmediaciones del Estadio Nacional de Santiago, a pesar de que el partido se disputaba a puerta cerrada como consecuencia de una sanción previa de la CONMEBOL al club chileno. La agresión fue denunciada por el futbolista de Lanús, Eduardo ‘Toto’ Salvio, quien utilizó sus redes sociales para expresar su indignación y mostrar los daños sufridos por el vehículo.
En una historia de Instagram, Salvio publicó imágenes de las ventanas rotas y compartió un contundente mensaje: “Así nos reciben los hinchas locales.
No cambiamos más, no mejoramos más.
¡Lamentable!
¿Hasta que no maten a un jugador no van a cambiar?”.
Este hecho pone de manifiesto la persistencia de la violencia en el entorno del fútbol sudamericano, incluso cuando se toman medidas disciplinarias como jugar sin público. La sanción original a la Universidad de Chile se debió a disturbios protagonizados por sus seguidores en la fase de octavos de final contra Independiente, lo que subraya un patrón de comportamiento problemático. El ataque al bus de Lanús demuestra que las medidas restrictivas dentro de los estadios no siempre son suficientes para erradicar la violencia, que se desplaza a los alrededores y pone en riesgo la integridad de los deportistas.
En resumenEl autobús del equipo de Lanús fue atacado por hinchas de la Universidad de Chile antes de la semifinal de la Copa Sudamericana, un acto de violencia que fue condenado por el jugador Eduardo Salvio. El incidente ocurrió a pesar de que el partido se jugó sin público por una sanción previa, evidenciando un grave problema de seguridad fuera de los estadios.