No cambiamos más.

Lamentable”.

Su publicación continuó con una reflexión severa sobre la recurrencia de estos actos: “¿Hasta que no maten a un jugador no van a cambiar?”.

Este hecho es particularmente grave dado el contexto del partido, que se jugó a puerta cerrada precisamente por una sanción impuesta por la Conmebol a Universidad de Chile debido a incidentes violentos protagonizados por sus seguidores en fases anteriores del torneo. La agresión al bus de Lanús evidencia que las sanciones no han sido suficientes para disuadir la violencia y subraya un problema persistente de seguridad en los alrededores de los estadios en competiciones continentales.