La situación obligó al árbitro a detener el partido al inicio del segundo tiempo, cuando el marcador estaba empatado 1-1.

La Conmebol calificó los hechos como un evento "sin precedentes en torneos internacionales recientes", destacando que este tipo de comportamiento violento va en contra de los valores fundamentales del deporte. La suspensión y las posteriores sanciones, que incluyeron la eliminación de Independiente, reflejan la gravedad de un problema que sigue siendo una amenaza latente en el fútbol de la región. El comunicado de Independiente, "Perdió el fútbol, ganaron los violentos", resume el sentir generalizado tras una noche en la que el deporte fue opacado por la barbarie, dejando un recordatorio urgente sobre la necesidad de erradicar la violencia de los estadios.