El club fue sancionado con una multa de aproximadamente 270.000 dólares, una de las más altas impuestas en el torneo. Además, deberá enfrentar un castigo deportivo significativo: jugará sus próximos siete partidos como local en competencias Conmebol sin público y tampoco podrá contar con hinchas visitantes durante el mismo número de compromisos. Esta situación crea un escenario complejo para el equipo, que, si bien sigue en carrera por el título, lo hará sin el apoyo crucial de su afición en las gradas, tanto en casa como fuera de ella. La clasificación se ve así empañada por un castigo que afectará profundamente su desempeño y el ambiente en sus próximos encuentros. La medida disciplinaria subraya que la responsabilidad por la violencia en los estadios es compartida y que incluso el equipo que avanza deportivamente debe asumir las consecuencias de los actos de sus seguidores.