Esta medida marca una postura firme del organismo rector del fútbol sudamericano contra la violencia en los estadios.
El fallo de la Comisión Disciplinaria de la Conmebol se produjo después de que el partido de vuelta de los octavos de final, disputado en el estadio Libertadores de América, fuera suspendido al inicio del segundo tiempo. Los incidentes, calificados como una "batalla campal en las tribunas", incluyeron incendios, lanzamiento de objetos y enfrentamientos que resultaron en decenas de heridos y más de cien detenidos.
La Conmebol describió los hechos como un episodio sin precedentes en torneos internacionales recientes, subrayando que tales conductas atentan contra la esencia del fútbol y deben ser castigadas con la máxima severidad. La eliminación de un club de la talla histórica de Independiente no solo impacta su campaña actual, sino que también envía un mensaje contundente al resto de los equipos del continente sobre la política de 'cero tolerancia' hacia la violencia. Tras conocerse la decisión, el club argentino emitió un comunicado en el que lamentaba la situación, afirmando: "Perdió el fútbol, ganaron los violentos". Esta sanción deportiva es una de las más severas impuestas en los últimos años y redefine el panorama de la competición, dejando una mancha en la edición 2025 del torneo.