La ilusión de una era dorada se transformó en una pesadilla. El Ministerio del Trabajo tuvo que intervenir e imponer una suspensión de actividades por el incumplimiento sistemático en el pago de salarios, primas y seguridad social, dejando en evidencia un modelo financiero insostenible. La imagen del equipo jugando partidos de liga con su plantilla juvenil, mientras los profesionales reclamaban sus pagos atrasados, se convirtió en el crudo retrato del desastre. La renuncia de un técnico de la talla de Rafael Dudamel, junto a la partida de figuras como Carlos Darwin Quintero, fueron síntomas de una fractura interna que parecía irreversible. Las cifras financieras son alarmantes, pasando de utilidades en 2023 a pérdidas millonarias un año después.

El artículo titulado “Pereira, campeón en ruinas” lo resume de forma contundente, describiendo al club como una “advertencia de lo que ocurre cuando el fútbol se administra sin cabeza ni corazón”. Hoy, el Deportivo Pereira no lucha por títulos, sino por su propia existencia, esperando una reestructuración profunda que le permita evitar que su historia gloriosa termine en un triste recuerdo.