Los artículos recientes, en la previa y el análisis del último Superclásico, evocan constantemente ese partido.

Se menciona el regreso de Juan Fernando Quintero al clásico como un reencuentro cargado de nostalgia, destacando su “actuación estelar” y el “gol que selló la victoria millonaria”. La final de Madrid no fue solo un partido; trascendió lo deportivo para convertirse en un fenómeno cultural. El hecho de que se jugara en otro continente, sumado a la dramática definición en tiempo suplementario, la consolidó como “uno de los partidos más trascendentales de la historia del clásico”. Por ello, su legado perdura y sigue influyendo en la percepción de la rivalidad, sirviendo como vara para medir los éxitos y fracasos posteriores de ambos clubes en el escenario continental.