El paraguayo Ramón Sosa abrió el marcador a los 20 minutos con un cabezazo, encendiendo la ilusión de los aficionados locales. Justo antes del descanso, en el tiempo de adición (45+5'), Bruno Fuchs anotó el 2-0, dejando al equipo a un solo gol de igualar la serie. La segunda mitad mantuvo la misma tónica de dominio local. La figura del partido, Raphael Veiga, se encargó de igualar el marcador global al minuto 68, llevando la definición momentáneamente a los penales. Sin embargo, la hazaña se completó al minuto 82, cuando el propio Veiga convirtió un tiro penal, provocado por una falta sobre Allan Andrade, para sentenciar el 4-0 definitivo y el 4-3 en el global.

La actuación del equipo paulista fue descrita como una exhibición de “músculo y convicción”, logrando una clasificación que parecía una misión imposible y escribiendo una página memorable en la historia del torneo continental.

Con este resultado, Palmeiras avanzó a su quinta final de Libertadores en los últimos siete años.