“Obviamente, tengo sentimientos encontrados, me siento muy mal, nadie quiere botar un penal”, manifestó la futbolista.

Sin embargo, el impacto emocional fue más allá de la crítica deportiva, escalando a un nivel inaceptable.

“Ya quieren que yo me vaya, no falta el mal intencionado; me están tirando demasiado, ya he recibido también amenazas, me han dicho que me lesione”, precisó Ibargüen.

Esta denuncia generó una ola de rechazo en el fútbol colombiano y puso en alerta a las autoridades del deporte, siendo la primera vez que una jugadora de fútbol femenino en el país expone una situación de esta gravedad. El fallo desde los doce pasos fue un momento clave del partido, ya que su remate se estrelló en el larguero, lo que prácticamente le entregó el título al rival.

A pesar de esto, la reacción violenta contra la jugadora ha sido condenada, subrayando la necesidad de promover el respeto y erradicar la violencia del entorno deportivo.