Este incentivo adicional, calificado como un "doble reto", elevó la importancia del título sudamericano a un nuevo nivel. La creación de este certamen intercontinental por parte de la FIFA marca un paso fundamental en la profesionalización y globalización del fútbol femenino de clubes. Para los equipos sudamericanos, la Copa Libertadores ya no es solo el pináculo del éxito regional, sino también la única vía de acceso a una competencia de escala mundial. La posibilidad de medirse contra los mejores equipos de otras confederaciones, como Europa y Norteamérica, representa una vitrina sin precedentes y una oportunidad para medir el nivel real del fútbol de la región. La clasificación de Corinthians a este torneo inaugural no solo premia su dominio en Sudamérica, sino que también le otorga la responsabilidad de ser el primer embajador de la Conmebol en este nuevo y prestigioso escenario global, abriendo un nuevo capítulo en la historia del fútbol femenino.