Superar a un rival en tan buena forma hace aún más meritoria la clasificación del equipo colombiano a la final.

Colo-Colo se presentó al duelo como uno de los equipos más sólidos del torneo.

El cuadro chileno, dirigido por la brasileña Tatiele Silveira, había dominado su grupo con tres victorias consecutivas, logrando un puntaje perfecto.

Más impresionante aún, el equipo albo no había recibido un solo gol en contra en toda la competición, mostrando una notable solidez defensiva.

Además, arrastraban una racha de 36 victorias consecutivas en todas las competiciones, con su última derrota datando del 6 de octubre de 2024. Su principal arma ofensiva era la delantera Mary Valencia, quien había anotado todos los goles del equipo en el torneo hasta ese momento, incluyendo el tanto de la victoria 1-0 sobre Libertad en cuartos de final. Consciente de este nivel, el cuerpo técnico del Cali, encabezado por Jhon Alber Ortiz, planteó un partido inteligente, enfocándose en ser “muy astutos a la hora de recuperar en el mediocampo” y aprovechar las transiciones. Aunque el Cali no logró marcar en el tiempo reglamentario, supo neutralizar a su formidable oponente y llevar la definición a los penales, donde finalmente se impuso para romper la impresionante racha de las chilenas y asegurar su lugar en la final.