El camino del equipo vallecaucano hacia la final ha sido una demostración de carácter y solidez competitiva. Tras superar una fase de grupos en la que terminaron como líderes invictas de la Zona D con siete puntos, las dirigidas por Jhon Alber Ortiz demostraron su valía en las fases de eliminación directa. En cuartos de final, dieron un golpe de autoridad al vencer por 2-0 al poderoso São Paulo de Brasil, un equipo con gran trayectoria continental. La semifinal, disputada contra el Colo-Colo de Chile, fue una batalla táctica cargada de tensión que se definió en la tanda de penales tras un empate sin goles en el tiempo reglamentario. En esa instancia, la frialdad y precisión de las jugadoras caleñas, culminada con el cobro definitivo de Estefanía Perlaza, selló su paso a la anhelada final. Este logro es aún más meritorio considerando los desafíos que ha enfrentado el plantel, incluyendo reportes de atrasos salariales durante la temporada, lo que resalta la resiliencia y el compromiso del grupo. La delantera Michelle Vásquez resumió el espíritu del equipo tras la semifinal: “Si no se sufre, no es Cali”. Ahora, el club sueña con emular la hazaña del Atlético Huila en 2018, hasta ahora el único equipo colombiano en coronarse campeón de América.