Su carrera como técnico fue prolífica, logrando títulos en Argentina con clubes como Vélez Sarsfield y Rosario Central. Sin embargo, su "gran logro" fue la obtención de la Copa Libertadores con Boca Juniors, un hito que lo consagró como uno de los entrenadores más respetados. Además de su éxito en Argentina, Russo dejó una huella profunda en el fútbol colombiano, donde se convirtió en ídolo de Millonarios al ganar el título de la Liga 2017-II en una final histórica contra Santa Fe. Su famosa frase "todo se cura con amor", pronunciada mientras luchaba contra su enfermedad durante su etapa en Bogotá, es recordada con cariño por la afición. Tras su fallecimiento, Boca Juniors confirmó que sería velado en el estadio La Bombonera, en un homenaje a su trayectoria y dedicación al club hasta sus últimos días.