Este sistema, que ha sido utilizado en ediciones anteriores, garantiza una primera fase competitiva y una etapa final emocionante a partido único.
El torneo no solo otorga el prestigioso título de mejor club de Sudamérica, sino que también sirve como plataforma para futuras competencias internacionales. Se menciona que el campeón obtendrá un cupo para la Copa de las Campeonas, que se disputará en enero de 2026, y para el futuro Mundial de Clubes Femenino, cuya primera edición está prevista para 2028. Estos incentivos adicionales elevan la importancia del torneo, ya que no solo representa la gloria continental, sino también la oportunidad de competir en un escenario global. Para los equipos colombianos, avanzar más allá de la fase de grupos y luchar por el título significa no solo un logro deportivo histórico, sino también la posibilidad de asegurar su presencia en estas nuevas vitrinas internacionales, consolidando el crecimiento y la relevancia del fútbol femenino del país.