Sangileña, un negocio familiar que nació durante la pandemia, presenta su “empanada festivalera” de carne a la llanera y chorizo artesanal. Por su parte, Daniel Parra, creador de El Viejo Dani, es conocido por su creatividad, ofreciendo desde una “sushiempanada” hasta empanadas gigantes de 2 y 5 kilos, además de sabores como sobrebarriga con queso y su popular “morronga”, que lleva carne, chorizo, pollo y queso mozzarella.

Parra, quien comenzó como vendedor ambulante, destaca que la innovación y la constancia lo han llevado a participar en festivales internacionales.

El festival busca dignificar el oficio de los empanaderos y dinamizar la economía popular, proyectando ventas significativas, como las 4.000 empanadas que El Viejo Dani espera vender.

Este encuentro demuestra cómo un plato tradicional puede ser un lienzo para la creatividad y un motor de desarrollo económico.