Destinos como Buenaventura, Cali y Ginebra se posicionan como epicentros culinarios que atraen a visitantes nacionales e internacionales.
El recorrido gastronómico por el departamento ofrece una experiencia completa que refleja su herencia multicultural.
En Buenaventura, la cocina afrocolombiana es protagonista con platos como el encocado de camarón y la piangua, además de bebidas ancestrales como el viche, hoy Patrimonio Cultural Inmaterial. Establecimientos como Uramba Cocina son referentes de esta tradición. Cali, reconocida por la red internacional Délice, brilla tanto por sus platos típicos —pandebono, aborrajado y marranitas— como por su creciente escena de alta cocina, con propuestas de autor en restaurantes como Domingo, El Ringlete y Platillos Voladores. En el centro del Valle, municipios como Ginebra son famosos por su sancocho de gallina en lugares como Los Guaduales, mientras que Buga es parada obligatoria para disfrutar de una chuleta de cerdo en Don Karlos. Por su parte, el municipio de Rozo, en Palmira, es célebre por su “pollo en su jugo”, un plato insignia de restaurantes campestres como La Casa de Doña Hilda Cuero. Esta diversidad se evidencia en la dualidad de preparaciones como la marranita vallecaucana, una bola de plátano verde frita rellena de chicharrón, y su prima huilense, el Juan Valerio, que utiliza plátano maduro y una masa más aromática y rústica.