Visualmente, la película rinde homenaje a la icónica versión de 1931 protagonizada por Boris Karloff, una de las inspiraciones de infancia del director. De hecho, se han incorporado detalles como la “cicatriz de Karloff” en el diseño de la criatura como un guiño a la historia del cine. La crítica ha comenzado a reaccionar a la cinta, destacando su profunda sensibilidad y la forma en que aborda temas como la soledad y los vínculos afectivos. La película debutó en salas de cine seleccionadas antes de su lanzamiento global en la plataforma de streaming, consolidándose como uno de los eventos cinematográficos más importantes del año.