Al recibir el premio, el director Simón Mesa dedicó el galardón a quienes luchan por hacer cine en la región: “Esta película partió de mi frustración con el cine. Es duro hacer cine en Latinoamérica, son años y años para sacar una película adelante.

Es más que natural que dedique este premio a todas las personas que están intentando hacer cine allí”.

El filme competía con otras once producciones de Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador y Brasil, destacándose por su particular enfoque y narrativa. El galardón, dotado con 35.000 euros, se destina tanto al director como a la distribuidora de la película en España, asegurando su visibilidad en el mercado europeo.