Justo en ese momento de tensión, un motociclista aparece subiendo por la calle, interponiéndose entre el secuestrador y la víctima. La presencia inesperada del motorizado pareció desconcertar al agresor, quien manoteó, desistió de su intento y huyó rápidamente en el automóvil. Aunque es posible que el motociclista no se percatara de la gravedad de la situación, su paso fue providencial para evitar el rapto. La familia del menor, aunque aliviada, denunció haber recibido amenazas tras hacer pública la grabación.