Su travesía busca no solo regalar sonrisas, sino también mostrar una cara diferente y solidaria de La Guajira.

El desafío, programado para el 23 de noviembre, implica una hazaña física considerable: más de diez horas de carrera continua bajo temperaturas que pueden alcanzar los 40 grados en el desierto guajiro. Sin embargo, para Alcalá y los seis jóvenes que lo acompañarán, el esfuerzo físico es secundario frente a la meta social. "Fuera del personaje de Fort Gang, lo que queremos es mostrar una cara diferente de La Guajira, jóvenes que apostamos por el cambio y las buenas causas", explicó el corredor.

Esta iniciativa personal se transforma en un evento comunitario, ya que los habitantes de la región podrán sumarse donando juguetes en puntos habilitados en Riohacha. La carrera no es una competencia por medallas, sino una manifestación de resistencia y esperanza en un departamento frecuentemente asociado con la crisis humanitaria y la falta de oportunidades. Al emprender esta travesía por la Troncal del Caribe, Alcalá no solo busca cumplir un objetivo benéfico, sino también redefinir la narrativa sobre su tierra, demostrando que la juventud guajira está comprometida con la construcción de un futuro mejor a través de la solidaridad y el esfuerzo personal. Su gesto es un recordatorio de que en cada kilómetro se corre también por los sueños y la alegría de los niños de la región.