Tras el frustrado ataque con una volqueta cargada con 24 artefactos explosivos cerca del Cantón Gustavo Rojas Pinilla, los ciudadanos respondieron de manera unificada y pacífica.

En lugar de ceder al temor, la comunidad organizó una velatón y decidió resignificar el lugar de la amenaza. El hecho de que la carga no detonara como pretendían los terroristas fue catalogado por los habitantes como un “verdadero milagro de Dios y de nuestra Virgencita del Milagro”. Esta percepción motivó la decisión de construir un altar en la misma cuadra donde se abandonó el vehículo. El párroco de la Iglesia Cristo Redentor, el Presbítero Joaquín Quiroz, anunció que la construcción se realizaría “en acción de gracias por el don de la vida, por el mal que se ha evitado”. La Asociación de Juntas de Acción Comunal de Tunja donó la imagen de la virgen, reafirmando el compromiso cívico con la iniciativa. Este gesto colectivo no solo busca honrar una creencia religiosa, sino también reafirmar la identidad de Tunja como una “ciudad de paz” y demostrar que la unidad y la fe pueden prevalecer sobre la violencia y el terrorismo.