El menor, que se encontraba solo en el momento del accidente, fue amortiguado por un jardín, lo que evitó una tragedia. El incidente ocurrió en la noche del 4 de noviembre, cuando, según los informes, el padre del menor salió momentáneamente de la vivienda para comprar un perro caliente. De acuerdo con el teniente coronel Luis Pardo, oficial de inspección de la Policía Metropolitana de Bogotá, “el niño despertó, no encontró a su padre y decidió asomarse por la ventana.
Perdió el equilibrio y cayó al vacío”.
Afortunadamente, la caída fue sobre una zona de jardín del conjunto residencial, lo que resultó crucial para su supervivencia.
El oficial Pardo señaló que esta superficie blanda “amortiguó el impacto y probablemente salvó su vida”.
A pesar de la altura de la caída, el niño sufrió únicamente lesiones leves en sus extremidades inferiores.
Fue trasladado a un centro asistencial, donde se reportó que se encontraba en condición estable.
Este caso, aunque tuvo un desenlace afortunado, ha puesto de relieve los graves riesgos que implica dejar a menores de edad sin supervisión, incluso por cortos periodos. Las autoridades recordaron que el Código de Infancia y Adolescencia establece la obligación legal de los padres y cuidadores de garantizar la protección y el bienestar de los niños en todo momento.












