Sin dudarlo, ambos agentes se lanzaron al agua contaminada junto con algunos residentes para efectuar el rescate.

El subintendente Ortiz, a pesar de no saber nadar, relató que su "instinto paternal" lo impulsó a actuar.

Por su parte, el patrullero Echeverría, con experiencia como nadador, fue clave para sacar a la bebé del agua. Ortiz describió el emotivo momento: “La niña me miró con los ojos abiertos, como dándome las gracias”.

Ambas fueron trasladadas a un centro asistencial, donde se estabilizaron.

La bebé requirió un procedimiento para extraer líquido de sus pulmones y quedó bajo protección del ICBF.

El caso, sin embargo, reveló un trasfondo complejo.

La familia de la mujer denunció que ella sufría problemas psiquiátricos desde la adolescencia y había sido víctima de maltrato por parte de su expareja, hechos que había denunciado previamente. La madre de la joven relató que su hija decía frases como "voy a morir joven y van a descansar de mí". La Fiscalía le imputó a la mujer el delito de tentativa de homicidio agravado y un juez le dictó medida de aseguramiento en centro carcelario.