Los vecinos del conjunto residencial reaccionaron organizando un plantón frente al edificio para exigir acciones inmediatas.

La presión comunitaria fue clave para que el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) y la Policía de Bogotá intervinieran. Las autoridades rescataron a Samantha, que presentaba un cuadro clínico con "dolor en la columna y las costillas", y la trasladaron para recibir atención veterinaria. Además del rescate de la perrita, se supo que el agresor tenía en su poder otros dos gatos, los cuales inicialmente escondió de las autoridades.

Posteriormente, se anunció que estos también serían rescatados.

La Fiscalía General de la Nación abrió una investigación formal contra el hombre por el delito de maltrato animal, recopilando materiales probatorios para el proceso. Este caso resalta el poder de la denuncia ciudadana y la articulación institucional para proteger a los animales, evidenciando una creciente conciencia social contra la crueldad animal en la capital.