Sin dudarlo, el subintendente Cristhian Ortiz se lanzó al agua para rescatarlas.

Su acción fue motivada por un profundo sentido del deber y su instinto paternal, como él mismo relató: “Fue un momento de mucha adrenalina y desespero.

Yo soy papá de una niña de dos años, mi instinto paternal y mi labor como policía me hizo, sin pensar dos veces, sin importar que es el río Bogotá, lanzarme”. El rescate fue complejo, pero gracias al apoyo de su compañero y de los ciudadanos presentes, tanto la madre como la bebé fueron sacadas con vida. La menor fue trasladada a un centro asistencial donde se recupera, mientras que la madre, tras ser atendida, fue puesta a disposición de la justicia. Un juez de control de garantías le impuso medida de aseguramiento en centro carcelario por el delito de tentativa de homicidio, cargos que ella no aceptó. Este evento subraya la dualidad de una tragedia personal y un acto de heroísmo colectivo que salvó dos vidas.