Cada objeto representa una historia de supervivencia y una decisión voluntaria de cambio. Además de las armas, también se entregaron pipas, tarros de pegante y dosis de estupefacientes, que igualmente serán destruidos. Este gesto, protagonizado por una de las poblaciones más vulnerables de la ciudad, es una muestra tangible del impacto positivo de los programas sociales del Distrito, que no solo ofrecen refugio y atención, sino que también fomentan la confianza y la construcción de nuevos proyectos de vida. La entrega de estas armas, que en su momento fueron herramientas de defensa o supervivencia, es un paso significativo hacia la construcción de una convivencia más segura y una apuesta por la reconciliación desde la base de la sociedad.