Sin embargo, desde 2005, una visión de ciudad a largo plazo, mantenida por varias administraciones, ha permitido la creación del que se presenta como el parque lineal más grande de Latinoamérica. Este espacio de casi cuatro kilómetros se ha convertido en el corazón social de la ciudad, un lugar para el esparcimiento, el turismo y la cultura. El alcalde Hugo Kerguelén lo define como “un símbolo de reconciliación entre Montería y sus ríos”.

El éxito de la Ronda del Sinú no solo radica en su belleza paisajística, sino en su capacidad para integrar las dos orillas de la ciudad, que históricamente estaban divididas. La extensión del parque a la margen izquierda, tradicionalmente excluida, ha fomentado la cohesión social.

El proyecto sigue creciendo con planes ambiciosos como el “Businú”, un sistema de transporte fluvial público que conectará el centro con zonas rurales, y la recuperación de antiguas lagunas de oxidación para crear el futuro “Central Park del Sinú”. Este proceso de transformación demuestra cómo la recuperación de un espacio natural puede revitalizar la economía, fomentar el turismo y, sobre todo, devolverle un símbolo de identidad a sus habitantes.