Para muchas familias, esta indemnización, aunque tardía, es una oportunidad para empezar de nuevo.

Karen Ortiz, víctima de desplazamiento forzado en 2010, expresó su sentir: “Aunque el dinero llegó tarde, siempre sirve.

Ahora quiero emprender para poder vivir mejor”.

De manera similar, otras víctimas como Deimy Angulo y Elena Quiñones planean invertir los recursos en pequeños negocios o en el mejoramiento de sus viviendas para garantizar un futuro más estable para sus familias.

Las autoridades destacaron la importancia de este avance. Álex González, subsecretario de Paz y Derechos Humanos de Nariño, y William Arteaga, director territorial de la Unidad de Víctimas, señalaron que este proceso representa un avance significativo en la reparación integral, tanto individual como colectiva, en la subregión del Triángulo del Telembí. Aunque el dinero no compensa las pérdidas sufridas, la entrega de estos recursos simboliza un reconocimiento del Estado y un paso hacia la reconstrucción del tejido social en una de las comunidades más resilientes del país.