El regreso del hidroavión, operado por la empresa Searca, no es solo un hito en la aviación contemporánea de Colombia, sino también la recuperación de una tradición, ya que en las décadas de 1950 y 1960, estas aeronaves conectaban los municipios ribereños. El proyecto busca integrar a Ayapel en una red turística que incluiría destinos como Mompox y Cartagena, consolidando una nueva ruta en el Caribe. Para las comunidades locales, este avance significa una oportunidad real de progreso, con la creación de empleos en sectores como la pesca, la artesanía y el ecoturismo. David Cadavid, representante de la Aeronáutica Civil, calificó el aterrizaje como “histórico” e “inspirador”, subrayando su importancia para la conectividad de municipios con potencial turístico.

Con este paso, Ayapel no solo recupera una parte de su historia, sino que se proyecta hacia un futuro más conectado y próspero.