Su historia refleja cómo el esfuerzo y la dedicación abren puertas a oportunidades internacionales. Luna Sarita describe la experiencia como un proceso de adaptación enriquecedor, donde el frío del invierno chileno fue contrarrestado por la calidez de su gente. Académicamente, resalta la oportunidad de ampliar su visión profesional.
“Aquí he comprendido que el comercio está presente en muchos procesos de la vida diaria y verlo desde otra perspectiva ha sido enriquecedor”, afirma. Para ella, la movilidad académica no solo representa un aprendizaje en las aulas, sino una profunda transformación personal que le ha enseñado a valorar cada detalle y a entender que el mundo está lleno de posibilidades.
Con su experiencia, Luna Sarita busca inspirar a otros jóvenes a perseguir sus sueños y a aprovechar las oportunidades de intercambio.
“Viajar es abrir las alas y descubrir que el mundo entero puede convertirse en nuestro salón de clases”, comenta con convicción, demostrando que la constancia es la base para alcanzar grandes metas.












