La Alcaldía de Medellín ha presentado el que será el proyecto de infraestructura más ambicioso de la actual administración: la transformación del Aeroparque Juan Pablo II en el ‘Gran Parque Medellín’, un complejo deportivo y recreativo que incluirá un mar artificial con playa. Con una inversión anunciada de aproximadamente 195.000 millones de pesos, el proyecto busca consolidar un referente mundial para el deporte y el esparcimiento ciudadano. El principal atractivo es la creación de una zona acuática de 17.000 metros cuadrados que simula un mar con una playa de 5.000 metros, cuya superficie, según el alcalde Federico Gutiérrez, será “similar en tamaño a Johnny Cay”. El complejo también contará con cinco piscinas, dos de ellas olímpicas, y la ampliación de los circuitos de trote y ciclismo de 1,5 a 3 kilómetros, aumentando la oferta deportiva de 26 a 39 disciplinas y posicionándolo como un centro de triatlón de clase mundial.
“A nosotros nada nos queda grande, Medellín tendrá mar”, afirmó el alcalde Gutiérrez durante la presentación.
Las obras, que estarán a cargo de la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), iniciarán con la renovación de la pista de BMX Mariana Pajón y la Unidad Deportiva María Luisa Calle, y se proyecta su finalización para el primer semestre de 2027. Sin embargo, la monumental obra ha generado un debate sobre las prioridades de la ciudad. Sectores críticos, como los expuestos en un análisis del medio El Armadillo, cuestionan la inversión frente a problemáticas urgentes como el déficit de vivienda, que afecta a miles de hogares, y la necesidad de mayores recursos para la gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático. A su vez, se señala una aparente falta de procesos de participación ciudadana para definir las necesidades reales de las comunidades, planteando si un mar artificial es la inversión más pertinente para la ciudad en este momento.
En resumenEl ‘Gran Parque Medellín’ se perfila como una transformación urbana de gran escala que promete beneficios recreativos y deportivos sin precedentes para la ciudad. No obstante, su anuncio también ha abierto un necesario diálogo sobre las prioridades de la inversión pública, contrastando la megaobra con necesidades sociales y ambientales urgentes que demandan atención.