Hace dos décadas, un censo arbóreo reveló que en Cali solo sobrevivía un único burilico, ubicado en el Vivero Distrital.
Su reproducción parecía casi imposible, ya que sus semillas dependen de la interacción con aves para poder germinar. Sin embargo, la persistencia de los jardineros y técnicos del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma) logró revertir su destino.
Hoy, la ciudad cuenta con más de 400 ejemplares distribuidos en diferentes puntos. El hito más reciente es que uno de estos árboles, sembrado hace 11 años en el Humedal de la Babilla, ha producido sus primeros frutos. El proceso de recuperación tiene como protagonistas a Carlos Valencia, el jardinero que logró la germinación tras seis años de ensayos, y a Carlos Ferry, responsable de la siembra del árbol que hoy da semillas. Lina Marcela Botía Muñoz, subdirectora de Ecosistemas y Umata, destacó la trascendencia del hecho: “La floración del burilico y la producción de sus frutos no solo es un espectáculo visual. También es un símbolo de esperanza y un recordatorio del compromiso de Cali con la protección de su biodiversidad”. Este éxito ambiental demuestra el valor del trabajo a largo plazo y el compromiso de los funcionarios públicos con la conservación del patrimonio natural caleño.