La dinámica del tipo de cambio estuvo influenciada tanto por factores internacionales de aversión al riesgo como por condiciones locales, incluyendo datos económicos y estrategias gubernamentales. La jornada inició con el dólar al alza, abriendo en $3.761 y alcanzando un máximo de $3.774,50, impulsado por un mayor apetito global por la divisa estadounidense y un clima de aversión al riesgo.
Sin embargo, a lo largo del día, la tendencia se revirtió.
El dólar cerró en $3.722, por debajo del cierre del viernes anterior ($3.757,80).
Alejandro Guerrero, de Credicorp Capital, destacó que la divisa superó a la baja la zona técnica de $3.730, un nivel clave monitoreado por el mercado. Por su parte, la firma Acciones & Valores indicó que el impulso del peso podría estar moderándose ante “la percepción creciente del inminente agotamiento de la ola de monetizaciones del Gobierno”, una estrategia de venta de divisas que había fortalecido la moneda en semanas previas. Este contexto sugiere que, si bien el peso mostró resiliencia, su margen de apreciación podría ser más limitado en el futuro cercano.








