Esta caída borró todas las ganancias acumuladas en 2025 y profundizó una tendencia bajista que se ha consolidado durante el último mes.
El desplome de la principal criptomoneda, que llegó a tocar mínimos cercanos a los US$89.000 tras haber alcanzado un récord histórico superior a los US$126.000 en octubre, se atribuye a una confluencia de factores macroeconómicos y condiciones internas del mercado. Principalmente, un cambio en las expectativas sobre la política de la Reserva Federal de EE. UU. ha reducido el apetito por activos de riesgo; la probabilidad de un recorte de tasas en diciembre cayó por debajo del 50%, lo que presiona a los activos más volátiles. Este retroceso coincide con una toma de beneficios en el sector tecnológico, donde algunos analistas advierten sobre una “burbuja tecnológica vinculada a la inteligencia artificial”. A nivel interno, el mercado cripto enfrenta una corrección amplificada por la liquidación masiva de posiciones apalancadas, que según la agencia Reuters, genera un “efecto dominó” que acelera las caídas. La salida de capital de los ETFs de Bitcoin, con retiros netos de aproximadamente US$2.800 millones en noviembre, refuerza la percepción de un enfriamiento del interés institucional. Analistas técnicos advierten que si Bitcoin no recupera el soporte en la zona de US$93.000, podría enfrentar una caída más profunda hacia los US$75.000.








