Por un lado, el ecosistema de ETF de criptomonedas muestra signos de expansión y diversificación. VanEck lanzó con éxito un ETF de Solana (SOL), impulsado por la creciente demanda institucional del activo. Además, hay una fuerte expectativa en el mercado por la posible aprobación de un ETF de Dogecoin (DOGE) de Grayscale y una serie de ETF de XRP, que los operadores esperan que puedan restaurar la tendencia alcista de la criptomoneda. Por otro lado, los productos ETF más establecidos están experimentando una hemorragia de capital. Los ETF de Bitcoin y Ether registraron salidas combinadas de 1.840 millones de dólares en una sola semana, las mayores desde febrero, lo que provocó una caída del 27% en los activos bajo gestión desde el máximo de octubre. Los ETF de Bitcoin por sí solos perdieron 1.100 millones de dólares. Este éxodo masivo de capital de los dos principales activos digitales refleja la aversión al riesgo de los inversores en el clima actual. Sin embargo, no todo el capital institucional está huyendo; una presentación reveló que la Universidad de Harvard triplicó su participación en el ETF de Bitcoin de BlackRock, lo que indica que algunas instituciones con visión a largo plazo están aprovechando los precios más bajos para aumentar su exposición.