Uno de los ejemplos más notables es la empresa Strategy, cuyas tenencias de Bitcoin están valoradas en 78.000 millones de dólares. Esta cifra se acerca a las posiciones de efectivo de gigantes tecnológicos como Amazon, Google y Microsoft, que curiosamente habían rechazado a Bitcoin como un posible activo de tesorería el año anterior. Este contraste subraya el cambio de paradigma en la gestión de tesorería corporativa.
Más allá de Bitcoin, Ethereum (ETH) también ha visto una fuerte adopción. Se informa que el 10% del suministro total de ETH, equivalente a 12 millones de unidades, ya está en manos de gigantes institucionales, ya sea a través de ETFs o directamente en tesorerías corporativas. Empresas como SharpLink y BitMine lideran la acumulación corporativa de Ether. SharpLink, por ejemplo, se acerca a los 1.000 millones de dólares en ganancias no realizadas gracias a la subida del precio de ETH. La discusión sobre qué estrategia de tesorería es más efectiva en 2025, si Bitcoin como "oro digital" o Ether como un "motor de rendimiento", está ganando terreno. Los analistas señalan que la adopción institucional, junto con la liquidez macroeconómica, son los "verdaderos motores" detrás del actual rally de Bitcoin. Esta tendencia no solo valida los activos digitales, sino que también introduce una nueva dinámica de mercado, donde las decisiones de grandes corporaciones pueden tener un impacto significativo en los precios.