El índice Nikkei de Tokio cerró con una caída del 0,24 %, mientras que la bolsa de Shanghai ganó un 0,52 % y el Hang Seng de Hong Kong subió un 1,03 %. Esta disparidad se debió a lecturas contradictorias sobre la economía china: los datos oficiales mostraron una contracción en la actividad manufacturera por sexto mes consecutivo, pero un informe privado del PMI de RatingDog indicó una expansión al ritmo más rápido en seis meses.
En Europa, el sentimiento fue de cautela generalizada.
Las bolsas operaron con leves caídas, con París cediendo un 0,37 %, Fráncfort un 0,18 % y Londres un 0,15 %.
Los inversores se mantuvieron a la expectativa de los datos de inflación de Francia, Italia y Alemania, que podrían influir en la política monetaria del Banco Central Europeo. Adicionalmente, un factor de riesgo global que pesó sobre el ánimo de los mercados fue la posibilidad de un cierre de la Administración de EE. UU., ya que se acercaba la fecha límite para alcanzar un acuerdo presupuestario.
Esta incertidumbre, sumada a las políticas arancelarias de la administración Trump, contribuyó a un clima de aversión al riesgo.